El papel de los padres en el metodo Suzuki es crucial para que el proceso educativo tenga éxito. Su implicación en el proceso de enseñanza – aprendizaje, su papel tanto en las clases como en casa, así como los pasos a seguir desde que deciden comenzar la educación musical de sus hijos serán muy importantes para la evolución de los niños.

Los padres tienen que implicarse en la formación de sus hijos. Esta implicación debe ser máxima, o de lo contrario fallará uno de los pilares fundamentales en la Enseñanza del Violín a edades tempranas.

El Metodo Suzuki  hablaba siempre del triángulo en el aprendizaje del violín usando el Método de la Educación del Talento; está formado por el profesor, el padre y el alumno. Es importante la implicación y organización de los tres pilares del triángulo que propone Suzuki para que los resultados del método sean  óptimos. Al comienzo de la formación, los padres tienen, si cabe, un papel mucho más importante, ya que los niños son muy pequeños y carecen del sentido de la responsabilidad, además de ser extremadamente moldeables. Con el paso del  tiempo, esa responsabilidad irá recayendo poco a poco en los alumnos. El profesor será el encargado de sostener y fomentar la motivación en los otros dos pilares del triángulo (padre e hijo).

Los niños de tres años tienen una total dependencia de los padres para todo, por lo que la enseñanza del violín no va a ser diferente. Lo ideal es empezar a dar clase de violín a los padres, acompañados por sus hijos; hay dos razones fundamentales para ello: la primera es que de esta manera podrán ayudar a sus hijos desde el conocimiento y la experiencia; la segunda es que los niños verán a su padre o madre tocar el violín y querrán empezar también ellos. Se empezará de la misma manera que más adelante se hará con el niño/a.

Los padres tendrán que tener una serie de premisas en cuenta para que el trabajo con los niños se desarrolle de forma adecuada y se logren de la mejor manera posible los objetivos propuestos por el profesor:

  • Deben ser tolerantes y positivos.
  • Combinar la práctica con la diversión.
  • Reforzar lo positivo.
  • Respetar el ritmo de aprendizaje de sus hijos.
  • La práctica diaria llevará al progreso diario.
  • La habilidad llama a la habilidad y la progresión es directamente proporcional a la velocidad de aprendizaje.
  • La repetición no debe ser tensa; se debe estimular al niño para que muestre el deseo de hacer las tareas.

Los padres deben proporcionar un ambiente idóneo para formación musical. La música de calidad debe estar presente en el entorno familiar, tanto en casa como fuera de ella. Es la mejor forma de educar el oído de los niños y fomentar la sensibilidad musical, muy necesaria para la ejecución de las piezas en el futuro. No sólo escucharán el CD con las piezas del volumen 1 de Suzuki, sino grabaciones de música de calidad, sea cual sea la disciplina (clásica o moderna) y sean cuales sean los instrumentos. Fuera de casa, es importante que acudan a conciertos para que escuchen música en directo, pues el fin de todo artista es mostrar su trabajo ante el público. Los niños lo harán desde el principio en las audiciones que se programen.

Al principio de cada trimestre, el profesor organizará una reunión con todos los padres en la que pondrán en común sus experiencias: logros alcanzados y problemas encontrados. De esta manera se podrán ayudar entre ellos, lo que fomentará las relaciones sociales entre las familias. En esa reunión el profesor informará sobre los objetivos que quiere alcanzar al final del trimestre.

Los padres son el pilar fundamental en la educación de sus hijos. Más si cabe en la educación musical temprana. Serán la extensión del profesor en casa, tanto en el aspecto técnico, como en el motivador. Si estos dos pilares del triángulo funcionan de manera coordinada, el tercer pilar y más importante, el niño, desarrollará sus aptitudes musicales de manera óptima, lo que le ayudará a desarrollar el resto de habilidades físicas e intelectuales y a alcanzar una educación integral.